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sábado, 11 de enero de 2020

Mentalización y sensibilidad parental-marental



Pensando a nuestrxs niñxs y creando climas afectivos que refuerzan vínculos seguros y sanos.



Dos capacidades son  básicas para vincularse de forma segura con lxs bebes:




1.    La capacidad de mentalizar o función reflexiva:


Peter Fonagy define la capacidad de mentalización como la manera de interpretar la conducta humana en términos de estados mentales intencionales (necesidades, deseos, sentimientos, creencias, objetivos, propósitos y razones).

 Para concebir que lxs otrxs tienen mente, el individuo necesita un sistema de representación simbólica de los estados mentales y también debe ser capaz de activar selectivamente estados mentales en línea con intenciones particulares, que requieren control de la atención.

La  mentalización implica dotar de sentido a las acciones propias y de los otros en base a los estados mentales intencionales.


¿Cómo se desarrolla este proceso ?



La mente infantil, se construye en interacción con las mentes de las figuras principales de apego y en entornos seguros, estables y con rutinas predecibles para el/la bebé. Precisamente es lo estable, predecible y seguro lo que dota de sentido a las experiencias que vive, repetidamente, para que comience a anticipar que sus conductas tienen efecto sobre el ambiente, sobre las personas, y, más tarde, que sus intenciones y deseos   están presentes en la mente de lxs cuidadores, que piensan “empática y sensiblemente” sobre las posibles intenciones del niñx. Es un proceso que debe ser facilitado por la persona adulta. Porque la mente del niñx no se construye sino en la relación, necesita del pensamiento y la verbalización, de las respuestas contingentes, repetidas, flexibles, comprensivas, empáticas y observadoras de las personas adultas. De la comunicación mutua y co-reguladora de estados internos. Que dará lugar, progresivamente,  a la conciencia de existir como un ser diferenciado del otrx, y a la culminación de una mente con capacidad de pensar.
En la función parental-marental cobra especial importancia la regulación emocional y la manera de comportarnos interpersonalmente.


Lxs bebés nacen con un “programa interno genéticamente programado” (Jaime Rojas Bermúdez) que les permite comenzar a interactuar ante señales del entorno relacionadas con las relaciones interpersonales entorno al cuidado, alimentación, limpieza…, que les ayuda a vincularse y comenzar a establecer las conexiones sinápticas que culminaran en el desarrollo de la mente. Y que permitirán que su cuerpo responda con movimientos cada vez más integrados y precisos, que a su vez promocionarán más conexiones y mayor integración de funciones del organismo. Integrando cuerpo, mente y ambiente.


La naturaleza es tan hermosa que para que ese proceso ocurra, esas estructuras genéticamente programadas en el interior del bebé, han de interactuar con las estructuras genéticas programadas de las personas significativas. Siendo un mecanismo tan delicado que cuando ocurren desajustes en esas interacciones de “programas”, que ocurren en efecto, se producen fallas, desconexiones, en los mecanismos de integración de la información, desajustes en el desarrollo de la capacidad atencional, de auto-regulación de estados internos y emociones, en las interacciones personales. Es aquí donde entra en juego la sensibilidad parento-marental.


La mentalización, es un proceso que debe ser facilitado por la persona adulta. Porque la mente del niñx no se construye sino en la relación, necesita del pensamiento y la verbalización, de las respuestas contingentes, repetidas, flexibles, comprensivas, empáticas y observadoras de las personas adultas. De la comunicación mutua y co-reguladora de estados internos. 




2.    Sensibilidad parental-marental :




Otra capacidad que requiere ser observadorxs y ofrecer una escucha atenta, amorosa y sensible, una respuesta flexible y adaptada a las señales no verbales y verbales del bebé. Adaptarnos mutuamente adultx-bebé. El ajuste depende del  temperamento del bebé, nuestra propia capacidad de decodificar señales, de auto-regularnos y persistir en el logro. Es un baile de influencias y ajustes bidireccional.







 En el despliegue de estas capacidades, considerar el entorno cultural y  las historias familiares previas de creencias, vivencias y gestión emocional en relación a la crianza, que van a influir en los modos de relacionarse con las criaturas. Así como las circunstancias vitales y momentos potencialmente  estresores, que puedan dificultar los ajustes.


Como aptitudes o competencias que son, pueden y es 
altamente recomendable que se entrenen y perfeccionen.

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