En la
entrada anterior hablaba sobre la dificultad para equilibrar la balanza entre los limites (normas que establecemos
las personas adultas) y las necesidades
(deseos e intereses de lxs niñxs). Cuando
entran en conflicto nuestras expectativas
y creencias sobre lo que “deben hacer por norma” y lo que desean o
necesitan lxs niñxs. Dos principios son importantes para despejar muchos de
esos “conflictos”:
El desarrollo emocional es la base del edificio: proporcionar vínculos afectuosos,
recíprocos y cálidos, basados en experiencias repetidas donde lo lúdico y
compartir sea el clima habitual. Vivencias que cimentarán desarrollos
cognitivos y sociales posteriores.
De bebés prima satisfacer necesidades básicas de cuidado y contacto piel a piel; cuando comienza a andar necesita espacio para explorar con seguridad.
2. Tener claro el porqué de la norma, y cuáles son imprescindibles cumplir, qué otras pueden ser negociables. Siempre en consenso adulto, lo hablamos previamente y planteamos las normas en común. Límites claros, constantes y flexibles. Por ejemplo, cruzar una calle sin la mano de un adulto o tocar un recipiente que se está calentando en la cocina, es una cuestión de supervivencia, aquí la norma es indiscutible, y debe ser contundente; acostarse a una hora determinada en días lectivos puede ser flexible si llega un día festivo o si se está enfermo…
Tener
presente estas dos ideas básicas puede facilitar mucho vuestra labor diaria en
el ejercicio de educarles.
Otras “herramientas”
de ejercicio consciente igualmente útiles:
· Es vital conocerme a mi mismx: ¿de qué historia personal de crianza parto?,¿cuáles
son mis creencias o mitos sobre crianza?, ¿cuáles mis necesidades emocionales
no cubiertas?,¿qué necesito conocer o entrenar en mi trabajo de papá o mamá? Es
todo un ejercicio de valentía y coherencia, que puede ser doloroso, reconocer
mis límites, mis carencias infantiles, mis errores…
· Voy a ejercer mi rol parental o marental mucho más eficazmente si estoy
bien, si me cuido. Conocer
mis emociones, qué me hace entrar en modo automático, angustiarme, dudar de mi
modo de hacer…Si busco redes de apoyo, delego el cuidado, y facilito momentos
de cuidado mutuo a mi pareja y autocuidado.
· Informar a
nuestrxs peques sobre los límites, desde
la conexión emocional con ellxs, para luego re-dirigir su conducta. Cuando
la norma no concuerda con la necesidad o deseo inmediato del niñx, reconocer
sus emociones actuales con respeto multiplica su disponibilidad a escuchar a la
persona adulta.
Hay libros interesantes que podéis consultar como:
- “El cerebro del niño. 12 estrategias revolucionarias para cultivar la menta en desarrollo de tu hijo “de Daniel J. Siegel y Tina Payne Bryson.
- “El cerebro del niño explicado a los
padres” de Álvaro
Bilbao.
Aquí tenéis un video introductorio:
Límites mejor que castigos. Álvaro
Bilbao, Neuropsicólogo
Hasta aquí,
unas pinceladas para facilitaros en el día a día vuestra labor parental-marental consciente y en positivo. Educar
en familia significa esforzarnos como personas adultas que necesitamos conocer
cómo crecen nuestrxs pequñxs, ayudarles a entender el mundo en el que viven y cómo
han de comportarse, guiando sus procesos, con cada ritmo particular;
entendiendo y respetando su individualidad… Nos vamos a equivocar todas las
veces que sea, nosotrxs aprendemos con ellxs también. Y queremos hacerlo cada
vez mejor.
Mejor supone, con más consciencia y con
conocimientos acertados.
Totalmente de acuerdo, compañera. Si yo me cuido, sabré estar con mis hijxs, de forma adecuada. Principio básico de la crianza. Gracias por recordarlo.
ResponderEliminarA ti Katia Verdugo por resaltarlo, estar bien y saber cuidarse es principal.Besos.
EliminarHay mycho que aprender Emilia en, la andadura de la crianza de nuestros niños... Y muchas falsas creencias que derribar. Obrigada
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